jueves, 15 de octubre de 2015

El tatuaje, una normalidad


Portada del libro

".[...] El papúa despedaza a sus enemigos y los devora. No es un delincuente, pero cuando el hombre moderno despedaza y devora a alguien entonces es un delincuente o un degenerado. El papúa se hace tatuajes en la piel, en el bote que emplea, en los remos, en fin, en todo lo que tiene a su alcance. No es un delincuente. El hombre moderno que se tatúa es un delincuente o un degenerado. Hay cárceles donde un 80 % de los detenidos presentan tatuajes. Los tatuados que no están detenidos son criminales latentes o aristócratas degenerados. Si un tatuado muere en libertad, esto quiere decir que ha muerto unos años antes de cometer un asesinato.
El impulso de ornamentarse el rostro y cuando se halle al alcance es el primer origen de las artes plásticas. Es el primer balbuceo de la pintura. Todo arte es erótico.
El primer ornamento que surgió, la cruz, es de origen erótico. La primera obra de arte, la primera actividad artística [...] Pero el hombre de nuestro tiempo que, a causa de un impulso anterior, pintarrajea las paredes con símbolos eróticos, es un delincuente o un degenerado. [...] En el niño, garabatear es un fenómeno natural; su primera manifestación artística es llenar las paredes con símbolos eróticos. Pero lo que es natural en el papúa y en el niño resulta en el hombre moderno un fenómeno de degeneración. Descubrí lo siguiente y lo comuniqué al mundo: La evolución cultural equivale a la eliminación del ornamento del objeto usual. [...]"

Este un fragmento del ensayo de Adolf Loos: 'Ornamento y delito' de 1908, en el que como podéis ver, en una de sus primeras páginas cita a los tatuajes, (hace unos días hablé sobre ellos, sin tener ni idea que un arquitecto de gran importancia, como es él,  los había citado en uno de sus textos). 
Es una gran reflexión ya que nos demuestra que la ideología que tenemos las personas ha ido cambiando con el paso del tiempo, y que todo lo que antes se veía bien ahora muchos de nosotros lo vemos como algo feo.
Por suerte hoy en día nuestro pensamiento ha ido evolucionando y para muchos de nosotros, llevar tatuajes es algo muy normal y que no nos diferencia a unos y a otros.


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